jueves, 28 de diciembre de 2017

Temo lo peor.

Temo lo peor. Enfrentada a la realidad de los hechos, según me cuentan, una mujer dio en loco. A veces uno pagaría por no tener la razón de su lado. Si lo intentó, no sé, el caso es que no ha conseguido salir airosa de todos sus dones fingidos. Si al menos alguien le hubiera dicho que la culpa de otros son, pero no. A grandes males grandes remedios, ¿será tarde? Insatisfecha, demasiado harta, desesperada tal vez, se sintió más cerca de Dios y María que del sentido común que la debiera acompañar. Y su salud mental no aguantó y se entregó a los brazos del azahar y sus caprichos obraron. Y se fue yendo como peregrina sin amor en busca del perdón de quien no quiso saber y no pudo hacer algo por ella. Hay quien dice que la ha visto vagar con mirada ausente bajo el plenilunio en la noche desvelada. No sé, Yo la miré de soslayo hasta el último minuto en busca de un gesto de esperanza y casi me lleva la muerte... Gracias.

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