lunes, 20 de noviembre de 2017

Una semana para el olvido.

La pasada semana no se la deseo ni a mi mejor amigo. No sé en el día que vivo: si voy o vengo, si esto o aquello, si uno u otro. Dizque de ir al hospital no sé si rompí aguas por Patricia. Sudo en frío. Estoy calado. Me muero, ay. De no ser Pedro Almodóvar, nadie, y si digo nadie es nadie, sabe como yo lo que es vivir al borde de un ataque de nervios.

En la vida de cada persona un día baja y otro sube, un día coge el tren y otro lo pierde, y en ese plan. Si una persona llega a donde se propone, en el mejor de los casos, se puede dar con un canto en los dientes. Y qué pocas personas nos acompañan por el camino en los momentos difíciles. Digo personas no digo amigas. Un amor para toda la vida ni lo nombro. Un amor y no un desamor. Y no hablo si en un descuido aparece el odio y la venganza como sentimiento para la devastación, entonces te puedes tirar al mar más profundo. Silvio Rodríguez canta: "Debes amar el tiempo de los intentos". Un intento cada día para ser mejor persona, sin olvidar que el querer pasa por ser mejor que el poder. A no ser que se confunda el querer con la vorágine perversa del poder que todo lo corrompe. ¿Comprendes? En serio: Otra semana entre la ansiedad y la desesperación no la tolero. (Como tú, mujer, yo, solo aprendo sufriendo). Gracias.

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