lunes, 6 de noviembre de 2017

No me guardes rencor.

Tu corazón no podrá hablar por ti mientras vivas sin pensar con influencias negativas aunque intentes lo contrario.

Niégame pero no me guardes rencor. Si te hice daño, si traumaticé inconsciente tu alma, si desacredité tu futuro, si lo que hice salió mal, si no di pie con bola, niégame, pero no me guardes rencor. Uno aprende en la escuela y en la vida lo que aprende pero hacer todo lo que nos exigen las personas que más queremos... Perdóname si puedes. Niégame si quieres pero no me guardes rencor. Quise hacer las cosas bien, como cualquiera, y ahora -no antes- dices que me salieron mal y vaya torpeza. Pues vaya torpeza. Pareces nueva en el oficio de vivir. Lo que proponemos en la vida a veces se alcanza y a veces... No me pidas la luna. ¿Y a santo de qué vienes exigiendo responsabilidades? No dudes que hice lo correcto en cada momento según mi criterio. Y lo hice pensando en tu bienestar y por amor. Así que no me vengas con esas. Pues con esas y lo que callo, porque eres tierra y eres trigo y eres aire y eres lluvia eres vida.

Ojalá y te salgan las cosas que hagas por amor mejor que a mí. O al menos que nadie te las reproche cuando vivas en el fondo de un mar entre las algas de un poema que no se quiere explicar. Me tienes desconcertado con palabras de consecuencias impredecibles. Libérame de mis horrores o calla tu voz ahora que descansas en la excelencia. La decisión que te subió a lo más alto quizás algún día te baje... Te quiero, pero hoy me alejo de todos tus días. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario