lunes, 27 de noviembre de 2017

De todo y de nada.

Y dale con la Navidad. Estas fiesta me superan. Y mi suegra que llamó para interesarse por Enol. Nos tenemos que querer sí y sí y sentar a la mesa a quien no vemos en todo el año. Y recordar tiempos peores. ¿Qué tiempos fueron peores? Las navidades son tiempos de poner a prueba nuestra capacidad de aguante, de morder la legua, de beber para olvidar. Como si uno pasara un desierto sin cantimplora ni sombrilla. La Navidad gusta a los niños y a quien le guste si no es niño a mí no. Vivimos tiempos individuales y, sobre todo, tiempos de inseguridad e incertidumbre.

Otros años no recuerdo, pero miro el calendario y aún quedan semanas, no muchas pero semanas, y creo, ay, no sé. Cedería, me rendiría, me tiraría al monte o a un camión. ¡Mátame camión!, pero mi familia me necesita vivo. Además, tengo que querer a Enol (por cierto, eché en falta tu presencia en el hospital) y luego verlo crecer como veo crecer a Ian. Se trata de vivir el presente y hacer lo posible para que el futuro no se me vaya de las manos, o alguien que me haya querido me diga que el futuro fue ayer. El futuro no fue ayer. A pasar de las malas compañías. "Mi santa madre me lo decía: Cuídate mucho, Juanito, de las malas compañías". (Joan Manuel Serrat). Gracias.

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