viernes, 6 de octubre de 2017

Lo peor de la realidad.

"Obras son amores y no buenas razones". Solo el amor trasciende, las razones, buenas o malas, son de cada cual y no interesan. El mundo seguirá dando vueltas a no ser que algún pordiosero del erario robe la manivela. En este país ya no se habla de corrupción, se habla de cosas más importantes. Siempre habrá cosas más importantes en las que creer, por las que luchar, o a quien amar. Pero, ¡cuidado!, si las cosas importantes son buenas razones para que una mano tape otra, tarde o temprano, acabaremos todos y todas en el cementerio dando cardos borriqueros.

Escribo el día que me gusta vivir y lo escribo convencido que es el día ideal. Si estoy convencido que lo es, a un viejo como a un niño, no se le quita el caramelo de la boca. Si a nadie ofendo, déjenme creer en lo que creo. Si voto al PP como si creo en Dios. Viene al cuento tanta estupidez porque escribo el día que me gusta vivir y no lo leo, y tal vez lo debiera leer para no mortificarme. Inconsciente, a veces escribo la verdad que me haría bien, pero solo la escribo, no la leo ni siquiera me interesa por lo cual, o dejo de escribir o leo lo que escribo para saber de qué va mi vida. No voto al PP para no acabar en prisión y no creo en Dios, perdón, no creo en la iglesia de los monseñores para no sentirme culpable. No digo que soy inocente, pero tampoco soy culpable por no leer lo que escribo, simplemente no me leo y eso es todo. Joder, dona, la ansiedad me mata, lo bueno, si se le puede llamar bueno a morir, que conmigo se irá la ansiedad. Ansiedad de tenerte en mis brazos, amor, como el bolero, recuerda. Me apeo por hoy, tomo café y enchufo la radio, hay cosas importantes ahí fuera que alteran la paz en mi impagable soledad. Obras son amores y no buenas razones. Qué bajo hemos caído. Lo peor de la realidad es no aceptarla sin valorar las consecuencias. Gracias.

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