miércoles, 13 de septiembre de 2017

Mi mayor decepción.

Al paso de los años todo cambia. El fundamento de todo nace del cambio. El asunto es que evolucionamos y eso es todo. Sin embargo, por más cambios, hay cosas que no se deberían hacer ni una sola vez: olvidar a quien te quiso y quiere. Lamentablemente hay cambios que llevan el olvido inherente de serie. Como casi todo en tiempos de crisis.

Precisamente ahora, vengo de pasear a la orilla del río, y como vengo sin haberme ido sigo aquí: el río es el Júcar y pasa por el pueblo de Patricia. Pues paseando pensé, al ver unos niños bañarse en el río, que por muchos días que se bañen no se bañan en la misma agua: ni el agua se detiene. Todo es cambiante. Yo no tengo edad para cambios, y puede ser la razón por la que sufro un tormento de garrucha por un cambio obligado en mi vida. Cambio o permuta.

Una persona completa sabe que todo cambio conlleva el riesgo de equivocarse, pero es bueno de cualquier manera porque se vuelve a intentar y de los errores también se aprende. Ay, la filosofía entretiene pero no sana el alma. ¿Es demasiado pedir que me sigas queriendo, que confíes en mí? ¿Acaso no recuerdas que estuve a tu lado en todos los mejores y peores momentos de tu vida? La más bella historia de amor que jamás llegué a soñar la tuve contigo. Si el cambio con embustes y desaires es la manera que eliges para alcanzar la eternidad, no vuelvas, para mí eres eterna. Yo no quiero de ti sino amor con poesía. Quédate con la tristeza de soledad en tu casa que es mi casa: nuestra casa. No vuelvas ni ese día que te pedí por favor que vinieras para darte las gracias por tanto amor recibido. Gracias.

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