lunes, 13 de marzo de 2017

Mis ojos ya no quieren mirarte.

De verme reflejado en tu mirada ya no me quedan ojos.

Hay vidas que no inspiran ni una autobiografía. Ni siquiera una mentira piadosa.
Hay vidas que tristes, no inspiran ni un día de vida feliz. Ni siquiera merecen perdón. 
Hay vidas a rebosar de vanidad que no tendrán gozo ni consuelo, ni respeto colindante.

De tanto preguntar al espejo, espejito mágico lo que no sabe, doliente, como doliente es heredero del usurero difunto.
Hay vidas que nacieron con el ofidio de plañideras en funerales y acaban siendo monseñor, enterrador y muerto en el cementerio. (Y la cuerda sigue subiendo).

De mirarme en tu mirada y no verte me siento ido. Por defender los valores que no tenías he dado la cara por ti y casi me la parten. Ahora, en cuarto creciente te veo de cerca y no te reconozco. Mejor no verte que volver a verte. Porque tu vida no fuera la promesa por cumplir, un acertijo, un chiste... Por encontrarme contigo al doblar la esquina y decirte no, así no. Porque al mirarme y verme reflejado en tu mirada de amiga para siempre ahora no porque pueden vernos. ¿Pero tú de qué vas, insensible alma de cántaro? Ahora que la verdad ha llegado a su destino, callada de falsedades te puedes ir yendo por donde has venido: Mis ojos ya no quieren mirarte. Gracias... (de nada).

1 comentario: