martes, 28 de febrero de 2017

Si por elegir fuera y pudiera.

Si hubiera sido monseñor habría elegido ser Ricardo Bláquez arzobispo o Francisco Papa. Si hubiera sido escritor por no escribir al dictado sería poeta. Si hubiera sido prestamista simplemente sería honrado. Y humilde sin humillar. La peor humillación es mirarte al espejo y no sentirte orgulloso de lo que ves. En la vida hay razones para sentirnos orgullosos. Pero resulta ser que nacemos y enseguida nos enseñan a caminar y luego aprendemos a correr y ya no paramos: siempre a más, y también apostamos a ser más que nadie. De haber podido elegir, definitivamente, hubiera sido el Padre Ángel o Ángel González: paz y amor.

De haber podido elegir, pero quien lleva el tema no me dio la posibilidad de elegir y fui tirando a trancas y barrancas. Llegado a los años altos, confieso que de haber podido elegir, ahora que me conozco, me habría elegido a mí mismo a pesar de confesar que de ser uno de dos Ángel, sería mejor y me dedicaría a influir en la conducta de la gente para hacerles entender que sale más cuenta ser buenos que malos. Porque todos y todas podemos ser mejores, porque al final del camino, cuando echemos cuentas del debe y el haber, importa lo que hicimos, lo que valió la pena; no hablo del 3%, hablo de amor. Al final de todo impora que alguien esté a nuestro lado y nos de las gracias... De ahí al cielo.

Si por querer haber sido lo que no fui me comporté indigno, fue en defensa propia o por defender derechos ajenos: ni humillé ni me humillaron ("la Fiscal Madrigal no siguió en el cargo por rechazar las presiones del ministro Catalá"). Si hubiera sido fiscal habría elegido ser Consuelo Madrigal. Y si político porque hay que ganarse la vida y alimentar a la familia, y los hijos primero, habría elegido ser alcalde de Zalamea en la vida literaria como drama de honor. Soy como soy y no voy a cambiar, sin embargo, nadie puede decir que fui mala gente en defensa de mis intereses.

Mujer: recuérdales a los oráculos políticos que aún no estoy muerto y enterrado, que no se confíen. Si tú quieres, otro día nos podemos encontrar de manera casual y hablar de amor, la familia, la salud, o de esos titulares en prensa que no son sino vanidad de vanidades que llevan al olvido. No te confundas, nada ocurre por causalidad. De no alcanzar un grado de depresión grave, puedo asegurar que ser feliz es tarea de cada cual. Gracias... (de nada).

1 comentario: