sábado, 18 de febrero de 2017

Resarcimiento.

Burgueses.

No me dan pena los burgueses
vencidos. Y cuando pienso que van a darme pena,
aprieto bien los dientes y cierro bien los ojos.
Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas.
Pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes.
Pienso en mis largos días sin camisa ni sueños.
Pienso en mis largos días con mi piel prohibida.
Pienso en mis largos días.

-No pase, por favor. Esto es un club.
-La nómina está llena.
-No hay pieza en el hotel.
-El señor ha salido.
-Se busca una muchacha.
-Fraude en las elecciones.
-Gran baile para ciegos.
-Cayó el Premio Mayor en Santa Clara.
-Tómbola para huérfanos.
-El caballero está en París.
-La señora marquesa no recibe.

En fin, que todo lo recuerdo.
Y como todo lo recuerdo,
¿qué carajo me pide usted que haga?
Pero además, pregúnteles.
Estoy seguro
de que también recuerdan ellos.

Autor: Nicolás Guillén.

Resarcimiento.

El resarcimiento del agravio ocasionado llega, como el buen amor, cuando menos se espera. Llega y llegó. Amén.

A mí, como al poeta, tampoco me dan pena los burgueses vencidos.
Pienso en mis largos días de silencio contenido (la señora marquesa no recibe), esperando que la voz en grito de la verdad acatase con sumisión y respeto las normas legales. El orden social. El orden laboral. El orden económico.

En fin, no merece la pena seguir, como la tuna: "aquí se acaba la historia de aquellos amores míos, ella se marchó con otro y yo me quedé haciendo pío pío pío pa pío pa. Gracias... (de nada).

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