lunes, 23 de enero de 2017

Las culpas de otros son.

Además de tu risa me falta tu mirada. (Ya no me lees, nunca fuiste lectora cautiva). Sentimientos aparte: has muerto para mí. Y no importaría si no hubieras muerto también para ti. Te veo peor que antes, imagino que sufre tu alma. Te falta amor colindante y te sobra soberbia. ¡Despabila tu hacienda!. Estás perdiendo la oportunidad de demostrar esas capacidades tan elogiadas por ti. No puedo por menos decir que el fondo eres nada. Y no sigo porque nada es nada. Si los muertos hablaran se sabría el porqué no salen las cuentas. Las culpas no son de otros sino tuyas.

Ni sabes lo que has hecho.
(Tus descuidos son pecados).
Por no saber ni sabes situarte en el lugar que te corresponde.
La verdad no se oculta, no se ignora la verdad. 
Ni los olvidos justifican las mentiras.

Tus olvidos son las peores mentiras. (Pena el alma). La colindancia piensa mal de tu salir airoso por la pasarela y no le das importancia. Tiene importancia y sobran los motivos. O vuelves a la verdad o el perdón será tema a tratar en otro de soslayo y en otra vida. Mientras, el muerto sigue bajando y la cuerda sigue subiendo. Gracias... (de nada).

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