lunes, 12 de diciembre de 2016

Si me sigues leyendo.

Al paso de los meses, y después de haber vivido experiencias que jamás creí vivir, me siento realmente defraudado por el desinteresado interés de algunas personas. Tal vez no son sinceras porque el final aún no está escrito.

Agradecería no considerar mis maneras de decir desde el asombro. Me envenena las amarguras de ciertas personas porque no las considero sinceras. Ni sus lágrimas de alivio. No entiendo por qué me han sometido a la incertidumbre. Lo que sé todo es vomitivo, pero aún me queda por saber, además me interesa una pregunta: ¿estarían dispuestos a afirmar ante un tribunal de justicia que no sabían lo que saben o deberían saber?

Eran personas con principios, sinceras, dignas de toda confianza: hoy son mi mayor decepción. Cómo han cambiado las cosas. Y luego se atreven a hablar de amor como si el amor fuera dejarse querer y nada más. Sabían que detrás estaba yo y que tendría consecuencias: la información que se niega es el poder que no se tiene. Si verdaderamente se hubieran considerado mis palabras convendría decir que fueron sinceras y que iban envueltas en papel de regalo; a partir de ahora será lo sea: en realidad solo trato de resarcir un agravio, un verdadero escándalo farisaico que me tiene confundido. Mientras llega el día, porque ciertamente el final aún no está escrito, dejaré que lo explique Joaquín Sabina, poeta: "No quiero hacerte chantaje, solo quiero regalarte una canción... Te llamabas soledad y estás sola. Y de esperanza solo tienes el nombre".

Yo me quedo con Luís García Montero:

Aunque tú no lo sepas. 

La copa de cristal
que pusiste al revés sobre la mesa,
guarda un tiempo de oro detenido.
Me basta con la vida para justificarme.
Y cuando me convoquen a declarar mis actos,
aunque solo me escuche una silla vacía,
será firme mi voz.

No por lo que la muerte me prometa,
sino por todo aquello que no podrá quitarme.

Prender un cigarrillo al morir la tarde y leer en de soslayo una verdad un día y no volver, no es lo mismo que volver al día siguiente, y al otro, y etcétera. Se ha de saber, pues hay quienes parecen ignorarlo, que nunca se deja de leer en de soslayo la verdad que conviene para adelantarse a los acontecimientos... (Si es doloroso el tiempo necesario para olvidar, ni te imaginas lo que puede llegar a ser el proceso de olvidarme). Si me sigues leyendo. Gracias ... (de nada).

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