domingo, 9 de octubre de 2016

"Aparcao".

De niño, cuando ocurrían cosas explicables para mi, me decían que eran cosas de mayores. "Aparcao". "Aparcao". Me chifla Ian cuando explica lo inexplicable. De mayor, las cosas son distintas y algunas no tienen fácil explicación. A más viejos nos volvemos más tiquismiquis y más complicada la explicación. No nos conformamos de buenas a primeras con la primera que diga para mí. Queremos la explicación con todo lujo de detalles, de lo contrario decimos no, y estamos dispuestos a llevar nuestras preguntas con las explicaciones correspondientes hasta el fin del mundo. O del universo si es más. "Quién, cómo, y por qué". No nos queda espacio para el riesgo en los años altos. No preguntamos si de antemano no sabemos la respuesta... nuestras tragaderas ya son estrechas. Caiga quien caiga, que diría un político honrado. Si cada cual es dueño de sus actos y no piensa cambiar porque yo soy yo (me, mi, conmigo), quien se responsabiliza de esa malcriada criatura le miente descaradamente. Hay quien no le importa a nadie -ni antes ni ahora-, y no se entera. ¡Debemos apoyarla hasta que se estrelle contra sí misma, y, mientras, reírle las gracias. Importa lavar la cara de los que se fueron!. "Aparcao". Gracias... (de nada).

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