sábado, 24 de septiembre de 2016

"Quien la hace que pague".

Es inútil dejar de quererte. 
Ya no puedo vivir sin tu amor. 
No me digas que voy a perderte. 
No me quieras matar corazón. Corazón, corazón, no me quieras matar, corazón. Pedro Vargas.

Ayer por la mañana al mercado y por la tarde al correfur. Cuando una esposa y dos hijas y un nieto, ay, te puedes dar por vencido. En otro tiempo y en otro lugar las cosas eran muy diferentes. Los viernes y los sábados los dedicaba a los amigos. No tenía amigas y el día lo juntaba con la noche. Eran tiempos sin decepciones. Al paso de los años aparecieron las amigas, y con ellas las decepciones, y se fueron los amigos. Si algo muere algo nace. Qué infausta mi vida de ahora. Si me echara en una hamaca y me diera por pensar, quizá me tiraba al monte. Necesito tiempo para cuidar mi credibilidad. Acabo un día y empiezo otro sin haber resuelto el rompecabezas que de soslayo me plantea la noche anterior. Esto es un caos. A mí una amiga me dura lo que me dura un tren en la estación de Valencia: apenas la saboreo en la distancia. Si una amiga estuviera pendiente de mí, si una amiga me soñara... No puedo mentirme: una amiga que estuviera pendiente de mí y además me soñara más que una amiga sería una quimera. De lo contrario, estaría en el manicomio o en la cárcel. En el manicomio nos tratan bien y somos más o menos felices; en la cárcel no sé. Pero eso sí, cuando salen a declarar sus tropelías ante un juez se las ve muy desmejoradas... ¿No les darán de comer o será remordimiento? Va a ser remordimiento. Como dicen los políticos: "Quien la hace que pague". Gracias... (de nada).

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