jueves, 1 de septiembre de 2016

Menos mal que existe el bien.

En el peor de los escenarios posibles, en confrontación directa con la verdad, mi esposa me pregunta: "¿y qué quieres que haga? Lo cierto es que la investidura de Rajoy me tiene atarantado. Cariño, solo se me ocurre que mañana en el mercado preguntes por el puesto de las disculpas para las decisiones ya tomadas. La vecina chismosa me dijo que las hay de todos lo colores y condición; no son caras, valen lo mismo para un roto que para un descosido. Hay una, que la vecina chismosa compra cada viernes para salir de sus sempiternas meteduras de pata, que convence con una sonrisa: ni te ruborizas. Es la más socorrida. La disculpa va acompañada del Santo Silencio para después del acto de conciliación. 

En fin, porque sabes que no hablo de mi esposa sino de ti: decir te quise, decir te quiero. Volverán las mariposas a volar libres en primavera, pero los besos que no se dieron no volverán jamas. "El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error". Pablo Neruda. 

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