martes, 9 de agosto de 2016

Como Sánchez a Rajoy.

¡Joder, dona!. Por si fuera poco el olvido y otros versos improvisados, me cuentan que en el pueblo de Patricia aún queda un contrapunteo tal vez definitivo (así Dios quiera que sea definitivo): las fiestas del pueblo... Pues a ahuecar el ala a Valencia sin orden ni concierto: ¡Vivan las fiestas del pueblo!. Y vivan los muertos del cementerio para que vengan igualmente a festejar al santo patrón y de paso enseñen a analizar pormenorizadamente ciertos adverbios sin verbos y sin adjetivos. Qué poco cuesta hablar mal de alguien sin señalar los motivos. Prefieren aferrarse a un clavo ardiendo antes que quitarse ese peso de encima como Dios manda: con las Tablas de la Ley en las manos. Tengo escrito por ahí y si no vale aquí, que cuando me muera, si encuentro fecha libre en el calendario, no será en agosto... será en abril que es primavera y las mariposas siempre vuelan libres, y también porque sé que me echará de menos Flor de María. Dejaría de existir si la musa del mes de abril no me imaginara... Flor de María.

Qué difícil es vivir, y sobre todo llevarse bien en este país. Muerto Eugenio y sin recambio, zozobro sin barco y sin mar y sin viento que sería lo natural. Y eso que con poco me arreglo y basto para alcanzar la autodestrucción. Si como dicen en este país la justicia es injusticia las decisiones son un dilema sin premisas. Donde va el carro va el burro. Qué se puede esperar de un país de algunos sin argumentos... 

De todas las decisiones que me he visto obligado a tomar en mi vida (algunas jodidas) ninguna como la de ir a Roma (obligación natural), aún considerando que todos los caminos conducen a Roma... "no es no". Incluso a pesar del derecho adquirido. Incomprensible el descaro. Por más que las evidencias exigen un veredicto de inocencia: "no es no". Como Sánchez a Rajoy.

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