miércoles, 8 de junio de 2016

La ambición inalcazable.

"En el desprecio de la ambición se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad". Voltaire.

Ayer era ayer y hoy sí. La ambición inalcanzable fue ayer y hoy amaneció feliz. A horas inconfesables anduve por Les Seniaes, fui desahuciado y volví satisfecho. Siempre voy acompañado, hoy no. Caminé entre la brisa del gozo y experimenté vivencias extraordinarias. Pudiera decir que fui como avanzadilla para cuando un mar no esté embravecido ni en la pleamar. Bebí la luz del nuevo amanecer y comprobé que merece la pena, vanidad, volver a la verdad. Y pasear con Ian y Patricia por Les Seniaes.

La felicidad es un bien preciado que no siempre está a nuestro alcance. A veces negamos la felicidad. Otras no, claro. Lo malo ser feliz y despreciar la felicidad por ambicionar lo inalcanzable. La familia, la familia. Y los niños primero. Hay quien de un grano de arena hace una montaña, eso estaría bien si en vez de un grano de arena fuera un euro y la montaña los depósitos del banco mundial. Qué no daría -a mí no me sale, soy un triste-, por una sonrisa de soslayo, qué no daría, estaría bien tirando a muy bien. La sonrisa ayuda a sobrellevar el enojo, y en ocasiones a devolverlo al sitio de donde nunca debió salir.

Ayer escribí un día aciago que no mereció la pena vivir, lo escribí sin ganas alejado del amor de familia. Hoy espero impaciente que Ian y Patricia llamen a la puerta: buen día, amores. Me siento avergonzado. Les contaré vivencias sin incertidumbres para continuar con éxito por el camino exacto donde sale el sol. Y de Kristel nada puedo decir, las nueve de la mañana es una hora intempestiva para ella sin calles ni lógica. Hasta el mediodía no amanece, así que buen provecho le haga porque junta el desayuno con el almuerzo. Te quiero, mi niña.

La felicidad está en todas partes, aquí y allí, agazapada detrás de un naranjo. En esa gota de rocío que anuncia el alba. En la sonrisa alegre de Ian bebé. Y yo, mientras, a lo mío, a transmitir el desánimo con queja por mi carácter de viejo gruñón. De cuando en vez optimista, sigo creyendo en la santa poesía y si hablo de amor no hay culpables. Las mariposas vuelan libres porque siempre es primavera. Es todo por hoy. Sean muy felices y no pierdan el tiempo que son amores ambicionando lo inalcanzable.

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