martes, 3 de mayo de 2016

El precio del éxito.

"Si quieres tener éxito, promete todo y no cumplas nada". Napoleón.

Salir con Ian de paseo es una gracia. Perdón, salir con Ian dormido de paseo es una gracia. Cuando se nos acerca una mujer -las mujeres en eso ganan a los hombres con diferencia, en emocionarse con la sonrisa alegre del bebé, quiero decir-, digo no con el dedo para que sepan que Ian duerme y que mejor pasen de soslayo que tirarse al carrito para achucharle. De más joven, no tanto como Ian, yo también tenía mucho éxito con las mujeres, ay. De casta le viene al galgo.

Ian, emociona con su bendita sonrisa de bebé, y yo, su abuelo no, solo puedo decir no por más que me gustaría decir sí. Sí a la buena correspondencia que sin Ian ni buen día tenga usted. Hubo un tiempo en otra vida que el éxito corría por mis venas: eran otros tiempos; pero nunca falté a la palabra ni perseguí la gloria ni experimenté el sentimiento de superioridad. De Cantares, Antonio Machado:

Nunca perseguí la gloria 
ni dejar en la memoria 
de los hombres mi canción; 
yo amo los mundos sutiles, 
ingrávidos y gentiles 
como pompas de jabón.

El precio del éxito de los los empresarios amigos de Rajoy lo pagan los trabajadores con su sangre... Y el de los políticos vanidosos y otros engreídos toda la sociedad que viene a ser lo mismo. Sin embargo, ellos y ellas, los trabajadores y la sociedad en su conjunto, son quienes consiguen la felicidad. El éxito no da la felicidad. No podemos dar nada por perdido, aún hay esperanza. Por muy triste de morir el Día de los Trabajadores.

Mientras que la izquierda se dejaba engullir por la derecha retrógrada, los derechos de los trabajadores se iban al carajo con sus sueños hermosos. Quizás el éxito nace de nuestra incapacidad de aceptar la debilidad propia. (El capitalismo nunca tendrá rostro humano, recuerden). 

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