lunes, 4 de abril de 2016

Eugenio está vivo.

Eugenio está muerto y sin embargo sus valores de vida siguen ahí. Una vida agradecida que anima a ser mejores personas. Cuando lo nombro las miserias se debilitan. Eugenio el sabio. Eugenio el amigo. Eugenio y nuestros paseos por Les Seniaes; las amenas tertulias a la sombra de un naranjo; el café de las diez en el bar. Eugenio está muerto. Recuerdo que un día me dijo que estaba particularmente feliz porque celebraba estar vivo. Eugenio está vivo. La vida es un hecho que hay que festejar en cualquier momento y circunstancia, un día, hoy, después de ayer, aún tenemos esa oportunidad. Existen razones cada día para celebrar la vida. Estar vivo es lo que importa, si muerto Eugenio, especialmente discreto, no volverá a cumplir años.

Es triste morir en primavera, ojalá no decaiga la primavera por su muerte. Que las mariposas dejen de volar siempre libres. Que abril deje de ser especial porque las musas son especiales. Solo Eugenio era capaz de ir deshojando uno a uno los años y habitarlos feliz. Seguro que Eugenio planeó su muerte en abril por primavera. La muerte no es fría en primavera, la muerte es tibia en primavera. Hasta la muerte todo es vida. Y después también si alguien te recuerda.

No estoy preparado para su muerte. No estoy preparado para reír a pesar de los pesares. Para Eugenio todo era sencillo. Su sabiduría y la capacidad de mantener en los labios una sonrisa. Se podría decir de Eugenio que fue un hombre que forjó su vida a fuerza de ilusión y trabajo. Se podría decir mucho de él y lo seguiré diciendo. Escribiré sobre sus sabios consejos. Escribiré sobre su vida. Se podría decir y se puede decir mucho de Eugenio y todo bueno, pero nada tan importante como decir que está vivo, y eso, solo eso, a partir de hoy y mientras yo viva diré. Eugenio está vivo.

Llevaré lo mejor que pueda con sus valores de vida los años que me quedan por vivir. Llevaré lo mejor que pueda por olvido mis recuerdos: algún amor y alguna dolencia de alma. De cuando en vez, y como siempre, recordaré sus sabios consejos, sus anécdotas, su amistad. Seguiré cultivando su amistad. Y haré lo posible por reír o sonreír al menos en su honor. Nunca más viejo. No a su muerte. Eugenio está vivo.

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