viernes, 5 de febrero de 2016

Si digo amor.

No digo creer en Maria, la Magdalena, y se acabó, aunque santa la poesía mejor nos iría, sino de respetar al colindante. No digo, o mejor no se trata de anularnos como seres humanos, sino de aprender el sentido de la fidelidad. No se trata de amar amor hasta que la muerte nos separe, sino de ser confiable. No sentencio allá cada cual, sino que sería bueno que otras personas se dieran cuenta que dejar pasar la vida de soslayo tiene consecuencias que conviene seriamente valorar. Hablo del bendito amor. Ser tolerantes y amar hasta las trancas. Amor del bueno, no ese otro amor interesado en enrojecer el prepucio. De creer en la María y llamar a fornicar hablaremos en otra ocasión llegado al caso.

Hay amores que matan. Son canciones de malos quereres, tangos y rancheras. No es bueno obligar al amor, conviene saber cautivar. Embelesar al amor para alcanzar esa relación llamada a no extinguirse cuando encuentra terreno fácil de amar. Siempre en busca y captura del bendito amor. Un viernes de fiar sería bueno aspirar al bendito amor. No hace falta ser visionarios ni leer tratados de psicología para saber que sentir amor es lo más cercano que se puede estar de la felicidad. La felicidad es propósito difícil de alcanzar. Incluso entre gentes que creen en el amor a primera vista. Una amiga ida me explicó convencida del amor a primera vista. A ella el amor a primera vista le dio resultado... Igual nunca supo lo que es amar después de haber amado. Supongo que se conformó con lo que había. Qué malo es conformarse en el amor. Hay quien confiesa amor a primera vista y luego esa relación se vuelve insostenible por no tener condición de bendito amor. El amor no es eterno. Conviene no perder la esperanza.

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