martes, 2 de febrero de 2016

La gran decepción.

Vuelvo al farragoso asunto de ayer: la palabra y el silencio, pero hoy en clave política. Con el perdón. "El pueblo nunca se equivoca". El caso es que si sus "representantes parlamentarios" no se sientan a negociar un programa de gobierno y hay nuevas elecciones el pueblo se equivoca. De hecho el pueblo ya se equivocó al votar a unos políticos incapaces de ponerse de acuerdo. ¿Qué me dicen? Son ideales o pocos escaños para tanta señoría. Un gobierno y gobernar, eso queremos los votantes. Sin embargo, para que esto ocurra primero se tienen que poner de acuerdo los señores dueños de los partidos políticos y no sé. A los políticos los miramos desde las atalayas del miedo por la subsistencia.

Oiga usted, no es por desanimar, pero en el pueblo de Patricia hay familias que no se hablan desde aquellos tiempos y sus herederos no saben por qué, sí, solo saben que no se pueden hablar. Y ay de aquellos que se enamoren entre ellos. -¿Por qué no se ponen de acuerdo? -Porque no quieren negociar. Políticos pequeños para gobernar pueblos pequeños. Médicos sin hospitales. Resfriados sin analgésicos. Si enmudecemos la palabra tocaremos fondo antes de tiempo. Y malo sería que apareciese el silencio. Los prejuicios ocasionan el silencio.

A uno se le va la vida y le gustaría ser conocedor de las pautas que marca el silencio con el fin de poder asegurar mis credenciales ante la muerte, que sería fundamental (tanto o más que el currículo de Patricia para encontrar un puesto de trabajo. Los trabajadores quieren trabajar), y poder escuchar activamente. Y si fuera preciso repetir o parafrasear a poetas que saben explicar lo que quieren decir. Raro es el día que, ante la enfermedad, la pobreza o el dolor del pueblo; ante lo imposible que es salir de la crisis si lo es, no acabe pidiendo el amparo de María, la Magdalena.

¿Qué si somos consciente de un mismo objetivo?
¿Qué si suspendemos todo prejuicio inicial?
¿Qué si nos enfrentamos a un solo interlocutor y desechamos otras distracciones?
¿Qué si ponemos atención a las verdaderas necesidades de la ciudadanía?
¿Qué si por igual escuchamos antes de hablar y procesamos sin cortapisas partidistas antes de responder y ponemos en práctica las medidas necesarias para refundar en un mismo proyecto de gobierno los intereses de la mayoría?

Voluntad política. Perder cada partido político un algo de su programa electoral para que ganemos todos y todas.

Hoy, en de soslayo se les quiere especialmente, por eso quiero aclarar la gran decepción para que no haya dudas: Si me llaman a votar de nuevo y se presentan los mismos candidatos yo no voto.

2 comentarios:

  1. Muchas preguntas haces hoy, mejor te dejo un abrazo y un buenos días antes de que termine la mañana del Día de la Candelaria. Ahhhh ya terminó, pasa de la una. Igual da que para saludar no se necesita una hora específica.

    Buenas

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