lunes, 1 de febrero de 2016

Arrepentidos nos quiere Dios.

-¿Qué existe entre el silencio y la palabra?
-Arrepentimiento.

Acerca de este farragoso asunto Oscar Wilde dijo: "Del escuchar procede la sabiduría y del hablar el arrepentimiento". (El silencio es cosa que alguna debe explicar).

La palabra es necesaria para convivir, es la manera de comunicarse y llegar a entenderse con los demás. Malo, ¿qué se apuestan que acabo embarrado en la política? La María no lo permita.

Llevo unos días, tal vez semanas, metido en unos berenjenales de mucho cuidado. Nada importante, muchas gracias. El asunto es que con poco ya me arreglo y me desvela la noche. Después rechazo la palabra y me quedo en el silencio. Mis hijas de pequeñas aseguraban que era poco valiente. Cobarde. El silencio es de cobardes.

Rechazar como falso un comentario sin justificar ni apelar a la contradicción que sería su aclaratoria no está bien o no es correcto y a más considerando que quien presuntamente está equivocado le gustaría no equivocarse. Hablo por mí. Me gustaría, en honor a la verdad, que alguien me dijera que estoy equivocado si lo estoy. Uno llega a viejo y le dan la razón en casi todo. Me tratan de usted, me dejan pasar el primero en la fila, me dan preferencia en la acera... me están echando a perder. Soy viejo pero no he perdido mis facultades mentales, al menos eso dice la dama que no me deja ir.

El cuento viene al caso porque el cartero me acaba de dejar una carta sin remite en el buzón con palabras de sincero arrepentimiento. Es una carta anónima. Por mí vale, y sea quién sea la persona que ha escrito la carta puede ir en paz. Yo no otorgo el perdón, pero no soy rencoroso, especialmente cuando no sé quién me ha hecho daño de palabra, (ando torpe de entendederas) de obra me hubiera dado cuenta y entonces... De personas que ven en peligro una relación por imaginar que no es el tema. Una carta anónima con palabras de sincero arrepentimiento le viene de perlas al alma, y, dado el silencio, puede solucionar malentendidos si los hubiera y volver al amor como sentimiento universal. Bendito el amor y santa la poesía.

Arrepentidos nos quiere Dios es la historia de una carta que no se ha escrito y un silencio que no se ha roto. O sea, una oportunidad que tal vez no se vuelve a repetir. Nunca es tarde si la dicha es buena. En fin, lo dejo por hoy, es lunes, uno de febrero, y me espera un día muy ocupado: he de cambiar el coche de acera y no sé por dónde empezar a buscar las llaves matarile. Y luego aparcar, que esa es otra: cada mes lo hago peor. Igual ya me han echado a perder, ay. Triste de morir y poco más. Quiero decir, que con poco negocio me arreglo hasta la hora de cenar. Y de nuevo vuelta a empezar. Que no falte un día en nuestra vida para recordar a los muertos. Sean felices.

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