domingo, 17 de enero de 2016

Le faltas tú a tu vida.

Como las buenas madrugadas con el viento de cara,
como un duelo a muerte al sol,
entre las aguas de un mar y sus brumas
apareces cada día al alba pidiendo un poco de libertad.

(Una fuerza prodigiosa:
tu sonrisa y la esperanza,
tu mirada y el horizonte.
Todo nuevo cada día).

Como el aire puro del paraíso que empaña tu mirada
-lágrinas de crístal-,
suena franca tu palabra.
Tu alegría purifica mis penas.

No me busques únicamente cuando me necesites
                                                                                                 habita en mí
mientras te lo permita tu Dios.

Muchas gracias... (De nada).

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