miércoles, 23 de diciembre de 2015

Por un mar en calma.

Por motivos ajenos a mi voluntad, una amiga no me habla... Es cierto que no es la primera, ni la última (ya te digo). No es para hacer daño, pero las cosas se aceptan o no. Si fueras capaz de trasladar tu mal carácter a ese punto de apoyo del que hablaba Arquímedes, levantarías el mundo. Lo tuyo es mal carácter y lo demás embustes. Escucha: por qué no intentas echar mano a la fe que mueve montañas sin punto de apoyo y permites que obre en las aguas de un mar y las abra. Quizás a mitad de camino nos encontremos. No conviertas comportamiento inapropiado en rencor para siempre. Desafía el horizonte y tira del carro hasta que proseguir sea imposible. No digo que la fe te lleve a hablar con Dios, sino conmigo. Estoy dispuesto para ti y no tengo tanto que hacer. Mira de frente y a los ojos. Desecha las dudas que tengan que ver con el amor. María, la Magdalena, proveerá. Fuente inspiradora de poesía, si mil veces dices no, prueba a decir una vez sí. Sí quiero. Si quieres, naturalmente.

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