viernes, 1 de enero de 2016

Llegar vivo al 16.

Llegar vivo al 16 es una gran noticia, no todas y todos lo pueden cantar. Agradecimiento pues a quién posea la lista de los amaneceres y la facultad de anotar por el detalle. De no creer en un dios todopoderoso que entonces simplemete se trata de dejarse ir, que te anoten en la lista de los amaneceres del día siguiente es un alivio. Una esperanza nueva. Es un poco lotería, pero yo juego y elijo vivir.

Se puede decir que estas fiestas han llegado a su fin. Al fin. Las fiestas en general me atarantan, y en especial estas, y las de los tamborileros encapuchados, y las del melonero 4 melones 5 euros. Me salvan las amigas que me animan. Es un no parar de recibir correos de una y otras deseándome lo mejor. Mis amigas son un encanto.

Recuerdo a una amiga del alma fallecida de esas que se acaban convirtiendo en hermanas que me hizo un regalo por estas fiestas. No era un regalo cualquiera, ella era de regalar cosas de significados y rituales; me regaló una rosa roja con una tarjeta: La tarjeta decía: "¡Escúchame y echa a andar!". A primera vista me pareció un milagro, en estas fiestas los milagros existen. Lo cierto es que me gustaba todo lo que olía a ella, flores o su compañía por la facultad que tenía de ir más allá de lo esperado. Era realmente original. Sabía todo de mí, que me encantaban las rosas rojas tanto o más que las pastas de té. 

"¡Escúchame y echa a andar!". No estaba muerto como Lázaro cuando estaba muerto, yo siempre estuve vivo. Jarabe de Palo canta: "Cómo quieres ser mi amiga si por ti daría la vida". Ella fue la culpable de convertirse solo en hermana como si no hubiera pasado nada. A veces la vida te invita a encontrarte contigo en un lugar desconocido y te detienes entre los asuntos inaplazables y te preguntas por qué parte del camino lo andas sin hacer camino. La vida te empuja y acaba forzándote a vivir lejos de ti en el cuerpo de otra persona tal vez. También te motiva a mirarte en el espejo de tu interior y observar la luz que alumbra a los demás. Nunca la perdoné. Con el paso de los días la rosa roja se marchitó pero no su dedicatoria. Mi amiga del alma me ha dio la calma en días de tormenta. Me ayudó a equilibrar mi estado de ánimo y buscar la armonía y la paz interna. Hoy, para empezar el 16, de no haber muerto, evidente, la invitaría a que me explicara de manera clara la dedicatoria. Hoy la invitaría a tomar café y pastas de té, pero las cosas de estar viva entre nosotros ya digo que hubieran ido a mucho peor. ¿Después de la muerte qué no cambia en la vida de una persona?

María, la Magdalena, con su dulce encanto disipa el miedo, calma el dolor y regala vida con solo brindar su abrazo de amor. Tratar un tema de moralidad sabiendo que es amor no tiene sentido. El problema no es que estés muerta, es el silencio, la inevitable tentación que provoca en mí tu risa y tu mirada de soslayo. Tu cara emparedada por  tus manos. Y tu cuerpo de mujer inmarcesible. Tu todo, amor. ¿Serás capaz de permitir que pase otro año sin resucitar en mí?

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