sábado, 26 de diciembre de 2015

Atascado de miserias.

Estoy atascado de miserias y no me sale nada interesante para escribir. Aún no he digerido la campaña electoral y las elecciones, y todo apunta que los necesarios pactos no serán a corto plazo. No hay sillones presidenciales para todos y las desavenencias de los partidos políticos no auguran soluciones de urgencia. Para cuando haya echado a andar el nuevo gobierno algunas familias no tendrán alimentos que dar a sus hijos ni electricidad que caliente el invierno. Los asuntos de Estado, como aquellos de palacio, van despacio. Importa quién será el presidente y quién la vicepresidenta. Las verdaderas necesidades del pueblo pueden esperar. De pobres y enfermos no se sale fácilmente: Paciencia.

Si un mal poeta los iluminara. Si percibieran por su cuenta las penurias que pasa la ciudadanía quizá no dejaran agotar los plazos... Si para que exista la acción antes debe haber un escenario, que salgan a la calle y miren a su alrededor, el pueblo pasa calamidades. Especialmente los niños. Pero hay más, animados por la usura que compra dinero del BCE al 0,05% y lo venden a tipo "preferente" nos creamos necesidades de pena. Estoy en condiciones de afirmar que los que siempre pierden seguirán perdiendo. Un ejemplo: mi esposa, con la nevera vacía se fue de compras con Patricia -yo elegí a Ian de paseo por Les Seniaes- y saben qué, los usureros, en el instante que pasaron la tarjeta por la caja registradora me enviaron un MSS para ofrecerme el chocho de mi vida: fraccionar en tres pagos la compra al 24% de interés. Miedo me da que volvamos a comprar dinero a los usureros a largo plazo sin haber salido del pozo donde nos metieron. Volvemos a crearnos esas necesidades innecesarias imposibles de mantener.

Ahora, y en la misma línea sino qué, pido disculpas por escribir interesante o no a la hora de costumbre; la razón que elegí este sábado para quedar como impresentable con mis hijas y esposa: vengo de devolver todo lo que no me vale ni me gusta ni necesito. Los regalos que ayer me hicieron. ¿Para qué carajo quiero más de todo si me sobra la mitad? Pues dale a la rueda que rueda. Avisé que este año Papá Noël solo venía para Ian y no. Pues con la cara endemoniada acabo de llegar del centro comercial para que me devolviesen el dinero que el fondo de armario de Ian está vacío. Usa Ian, porque crece y la ropa le viene pequeña antes de gastarla, tanto o más dinero que en comida de bebé. Que ya es decir. Y no me devolvieron el dinero. Estoy que me lleva el Maligno. Me dieron un recibo para que vuelva otro día. Pues no volveré otro día ni nunca. 

De cuando en vez traigo a de soslayo injusticias sangrantes: los regalos de Navidad son una de tantas. Cuanto más regalos inútiles más te quiero todavía. Parecía que habíamos aprendido de nuestros horrores y volvemos a la casilla de salida. Lo siento pero no aguanto más, me apeo por hoy, voy a gritar a Les Seniaes, ojalá por el camino tropiece con un verso y mañana podamos hablar de amor, hoy estoy atascado de miserias. Muy atascado. Se les quiere.

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