jueves, 10 de diciembre de 2015

Aquí en la tierra.

Quién ama la poesía... 
sencillamente es víctima del amor.
Y vive de los caprichos de un poeta que lo maneja a su antojo.
Se necesitan poetas honrados que no mientan
ni pongan trabas al amor. 
Ni perpetúen el deseamor.

De aquí para ya, indagando acerca de indefensión de los enamorados,
un poeta siempre en promoción,
se quería dar a conocer como poeta de baja estrofa.
(Su escaso talento no daba para más).
Era conspicua su prosa.
Su conducta era ambición a la deriva.

¿Qué papel juega un poeta en la vida de una persona enamorada?
¿Por qué nadie se siente molesto ante un poema?
¿Por qué una mujer se deja enamorar por los versos de un poeta?
¿Qué gana o pierde un poeta con ello? 
(Un poeta usa su yo intelectual de manera individual). 
¿Ocurrirá igualmente si es una poetisa?

Hoy es una fecha señalada para mí y si quieres haré de un poema un sentimiento con laureles de gloria. 
Si quieres mi sangre también te llevarás mi alma. 
Tengo admiración por ti, anhelo conocerte en tu mirada.
Eres la musa de mi impagable soledad; de mi espacio donde ordeno un paraíso en el marco incomparable de la vida.
(Eres dama más que musa... Eres virgen más que dama).
Eres para mí el bendito amor que conmueve y enaltece la santa poesía y sin embargo, virgen del cielo, llena de gracia te acercas cada madrugada a llorar tu desamor con los mortales. Excelsa, fundes tus temores y sientes humana. Aquí en la tierra.

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