jueves, 20 de agosto de 2015

María de la O.

No era cierto. Me dijeron que el miércoles y se acababan, y no era cierto. No lo sabía, quizá lo tenía que saber de otros años... Pero no, y esta noche pasada, justo a la hora que Cenicienta pierde su zapatito de cristal el cielo se iluminó y un ruido espantoso hizo temblar los cimientos del pueblo. ¡Dios mío!. No era un terremoto sino la mascletá que anunciaba una orquesta o acababa el miércoles o empezaba el jueves y tenía que aparecer el zapatito de Cenicienta o de aquí no se va nadie. Y mientras unos y otras a lo suyo, cualquiera de las hipótesis si valen, la orquesta con más altavoces de la contorná se puso a tocar como si se acabara el mundo hasta las cinco de la mañana y dos canciones más: "otra, otra" que supo a poco... La cosa podía ir a peor y fue: A continuación había que desmontar el inmenso escenario con prisas y sin cuidado con los efectos sonoros: hierros y planchas de madera se tiraban desde lo más alto al suelo sin control. Pero la cosa aún no había acabado: un grupo de jóvenes se pusieron a cantar debajo de la ventana de mi habitación para dar tiempo al panadero que sacara del horno pasteles, bollos, pan o no sé qué llevar a la boca para desayunar. Y como cantar bien ya no se lleva y el repertorio escaso, la única canción que sabían y solo el estribillo... "María de la O, que desgraciaita tú eres gitana teniéndolo to". Y así hasta las siete de la mañana que abrieron la panadería... 

Acabo de hablar con los operarios de la limpieza y me aseguran que las fiestas del pueblo de Patricia acabaron. Y los creo. Ahora a esperar que se me vaya de la cabeza "María de la O". Si Marifé de Triana levantara la cabeza... Le pediría sin dudarlo que me llevara con ella. Creo a los operarios de la limpieza pero no me fío. 

"Maldito parné, que por su culpita dejé yo al gitano que fue mi querer... Castigo de Dios, castigo de Dios. Es la crucecita que llevas a cuestas María de la O". ¡Mátame camión!. 

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