jueves, 13 de agosto de 2015

La intolerancia y la estupidez. Y un amor.

Aún no llegó la semana de fiestas en el pueblo de Patricia y ya la intolerancia y la estupidez se masca en el ambiente... Se bebe alcohol, se abreva, como si no hubiera mañana u otra manera de divertirse. Beber y gritar: alterar la paz de los mayores. (¡El descanso de los más viejos es sagrado!). El escándalo en el centro del pueblo como si no hubiera dónde a las afueras. En las canchas deportivas no se molesta a nadie y el que quiera cantar, bailar y dar vueltas al aire...

-Estamos en fiestas. ¡Viva las fiestas de verano!.

-Odio los tambores, me molestan los gritos de madrugada, y sobre todo las peleas callejeras. Y la música enlatada.

Aviso: doy de plazo al buen juicio hasta el día 15 que comienzan las fiestas del pueblo de Patricia, de no asomar por algún sitio formularé una queja en el ayuntamiento. Eso. Antes había un alcalde y ahora una alcaldesa. A mí me gustan más las mujeres que los hombres al margen de la profesión que tengan... ¡De siempre, oiga, no es caprichito de viejo!.

Uy, casualidades de la vida, se presenta la ocasión que buscaba. Alcaldesa: Un día, cuando quieras o no te voten los votantes, cuando el pueblo te bote y ya no seas alcaldesa, ojalá vuelvas a ser mi amiga... (Te quiero amiga. Besito a La Niña Atenea y a La Hada Alexia que hace un lustro... Perdona). Que la política no te cambie y te reconozca en tu risa si decides volver... Existe una declaración por escrito: "La verdad nos hace libres". ¿Y el amor qué nos hace?

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