viernes, 28 de agosto de 2015

El querer en tiempos de crisis.

Acabo de descubrir que, además de ser el padre de Patricia soy abuelo. Patricia tiene un hijo, Ian, la viva imagen de su madre, y yo soy el padre de Patricia, mi propia imagen. Todo genial, estupendo, guapos y altos todos y todas, y los ojos azules, pero el abuelo soy yo y nadie me preguntó ni me dijo que lo iba a ser o que ya lo era. Eso. Si hablamos de amor la opinión del interesado, yo, en este caso, no importa. 

Meterse sin más en la vida de los demás no es sano. De buena educación igual tampoco. El caso es que Ian a llegado para quedarse y llenar mi vida de algo que creí no tener y tenía: capacidad de amar. ¡Oiga usted, qué cosa esa la de ser abuelo!. Un día te dicen que tienes que querer a alguien y pones morros porque el amor es personal e intransferible y resulta que antes de nacer ya lo querías, como a su madre; y eso que su madre viene de antes. Y el padre, ya, el padre bien tirando a mejor... Muchas gracias. Yo no creí que pudiera querer a otra persona más. Y sin embargo... 

De abuelo a abuela te lo digo: Promocionar el dolor hasta el agotamiento mental no. Las rebajas, y eso lo sé por Kristel, son asunto del pasado... Ahora son promociones de artículos que, por lo que sea, tienen una mala venta. O son ventas de gancho que enganchan para ya que estamos aquí... Por favor, me pone cuarto y mitad de eso, lo que sea, y no me lo envuelva: lo llevo puesto. Es dura la vida y más vivir como para perder el tiempo en vocaciones tardías... Y mientras tú, a lo tuyo, a doblar esquinas, aún sabiendo que tienes a gente preocupada porque no escribes... Gente que te quiere. Como yo.

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