domingo, 12 de julio de 2015

Vicente.

Amable lectora: a pesar de lo que vayan diciendo por ahí las malas lenguas que me colapso a la hora de entablar una relación de amistad porque las nuevas tecnologías no son para mí y la amable tertulia y el café y las pastas de té pues ya no. Llegado este punto de la entrada, viene al caso recordar una amiga ida y su fina ironía cuando un día sin venir a cuento me dijo: "tú siempre haciendo amigos", y no, yo no pero ella sí. Y hasta aquí puedo contar. 

Ayer hice un amigo. No es una persona cualquiera, entiende de las nuevas tecnologías que prometió no explicarme (sí, hubo condiciones, no lo puedo negar), y yo no le hablaré de fúrtbol que también entiende pero se apasiona demasiado. Por otra parte yo de fúrtbol solo Piqué y por Shakira. Dicho esto alguna pudiera pensar que a estas alturas de la vida amigos para qué. O por el hecho de hacer daño si político, constructor, ejecutivo de una gran empresa multinacional o testaferro. Nada más lejos de la verdad, es una bellísima persona y tiene a orgullo pertenecer a una de las profesiones más antiguas sin ser la más vieja. A partir de hoy seré una persona envidiada por todas. No miento si digo que muchas amables lectoras pagarían lo que les pidiera sin negociar con tal de que accediera ir a su casa sin disculpas cuando lo llamaran. Porque lo llaman y siempre dice no. Sin más, se llama Vicente, es fontanero, y desde ayer mi mejor amigo.

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