sábado, 27 de junio de 2015

Un vivo en el cementerio.

Hay vivos que se olvidan de vivir su vida, muertos, al menos dejan de preocuparse de la vida de los demás. Amén.

Existen vidas desgraciadas que pudieran ser biografías escritas camino del cementerio en sábado de fieles difuntos... No hay dona que ladre ni vida que parezca viva en sábado. Una vida va perdiendo sus quereres y no tiene otras vidas dónde agarrarse porque sus miserias las vencieron ni confesionario donde arrepentirse de sus desgracias... La fortuna ha cambiado de parecer y se ha ido de su vida. Pena, siempre cantando sus penas (y su dinero). Paz a los muertos.

Una vida se pierde en el huerto del olvido sin un adiós de consuelo, ni un beso, ni siquiera una mano de prestado. Una vida muerta, no embellece con risas sus labios ni canta feliz al amor, solo tangos y algunos bolero. Una vida de infeliz debiera estar muerta para no contagiar como pandemia ay, ay... Una vida de triste no debiera estar cerca de los vivos. Un vivo en el cementerio se entrega a la muerte y se resigna porque nadie lo escucha. Paciencia a las adversidades, no encontrarán otro vivo que les de cobijo. No sé más adelante si llegan otros... Hay muertos que no merecen estar vivos.

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