domingo, 14 de junio de 2015

Hoy, después de ayer.

Nunca pensé que hoy, después de ayer, seguiría con lo mismo. Hoy pensé que escribiría de los pactos a los que ayer llegaron los políticos. Hoy pensé que hablaría de política. Pero no, hoy siento un escalofrío seco que me impide escribir sino es de ti. 

Al conocerte, me tenías que haber advertido que las cosas acabarían así. Porque entonces, no te hubiera conocido, o te habría cambiado por otra como en los hipermercados. "Si en quince días no le convence se la cambiamos por otra". Las hay estupendas. Pero la relación se hizo fuerte en los primeros días y no dejo de pensar en ti. 

De viejo, estoy en condiciones de afirmar que dos personas se pueden llegar a querer con una sola mirada. Aclaro que tu mirada se apoderó de mi tristeza en el mismo instante de conocerte... Por eso, y otras cosas, gracias por permitirme conocerte. De ahora en adelante me gustaría saber más sobre ti. Saber si puedo hacer algo cuando estés de aquella manera. Si te puedo llamar aunque no estés. Si podemos quedar para tomar café aunque medie un mar inmenso entre los dos. Y sobre todo si te puedo querer un poco más... Según me cuentan, y es una fuente del todo fidedigna, mañana amanecerá otro día.

2 comentarios: