lunes, 20 de abril de 2015

Un poema no vuelve.

Qué estupendo querer escribir y las ideas con sus palabras no aparecen. Y si aparecen están confusas: no hay forma. Te bloqueas y adiós muy buenas.

Nada más complicado que escribir un poema sin musa. O peor, escribir un poema que no quiere ser escrito. La poesía te invita a su mundo particular pero la inspiración la pones tú. La poesía se explica si tú antes le dices... 

La poesía es santa pero no es una pitonisa de la tele. Te puedes pasar un vida para escribir un poema y si no le dices... Con el adiós de arriba quise decir que una vida es mucho tiempo para esperar que alguien te escriba un poema que te haga hincar en el suelo la mirada... No esperes una vida, a ese alguien le puedes perdonar la falta de inspiración: si no aparecen las palabras ya te vale una mirada de soslayo o una sonrisa atrevida. Y si las dos... entonces...

Una mirada de soslayo y una sonrisa atrevida es más que palabras usadas y desgastadas. O un poema por encargo a la inspiración que no llega. Pasas de un te quiero directo a la papelera. Te repites en la memoria como esa reliquia del pasado. Tal vez una imagen exhibida en algún momento de tu vida. Imagen vedada a la inspiración. Si despiertas en la madrugada y el deseo es escribir un poema y no te sale sueña despierto, estúpido. Atrapa esa mariposa del estómago con fuerza y que ponga su revolotear en el teclado. Luego descifra su revolotear con palabras sencillas de componer eso que sientes. Y recuerda que las mariposas vuelan libres, no debes apretar con demasiada fuerza. Las mariposas son muy sensibles y se ahuyentan si se sienten atrapadas. Las mariposas son como las palabras... Intento fallido. Si escribir un poema y las ideas con sus palabras no aparecen espera a mañana e inténtalo de nuevo. Y sobre todo no te rindas, no dejes que se vaya. Un poema no vuelve.

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