jueves, 2 de abril de 2015

Mientes.

Me dices que estabas.
Fui y no estabas, ni tus huellas estaban.
¿Acaso fuiste y se borraron tus huellas?
Con tanto mar en calma se apagaron los latidos de tu corazón y tu impronta.

Cuando la cotidianidad abarrota tu mente, cuando hay tanto y tanto en qué pensar, no puedes desligar la verdad de la mentira, o separar una verdad de otra y lograr desarrollarla sin mentiras. No estabas y solo te queda una opción: Mirar el horizonte. Mirar el horizonte es reflexionar con el silencio en los labios para activar el murmullo de las divagaciones. El silencio es necesario para notar que a veces hablas sin control, otras veces sinsentido; observa que eres tú misma quien emite las mentiras con sonidos alocados desde que el sol te abre los ojos hasta que tus párpados los cierran.

No hay comentarios:

Publicar un comentario