domingo, 5 de abril de 2015

La fuerza del amor.

De ser poeta, no necesitaría una musa que me inspirase. El día es la mejor poesía: solo copiar y pegar, y sin tasas que pagar hoy o mañana, cuando se aclaren. Los derechos de autor están sobrevalorados, si estuvieran los escritores aún, pero es al revés. No lo entiendo.

El día es poesía. El azahar de la mañana, los naranjos y algunos olivos, el sol, la luna, las nubes, un libro, los garabatos que escribo de noche para recordar y no entiendo de día, o una amiga ida: de esta amiga tengo que decir que no sé si me lee, pero de saber, haría de su vida un tormento (aún más). Ni café ni pastas de té. Ni siquiera un recuerdo a dona. No, eso no. La conocí en un libro de poemas, ella siempre fue poesía. Un día escribí que la creó verso, de siempre fue una Dama en su propia poesía.

Digo que haría de su vida un tormento porque sé de fijo que nadie le escribió tantos sentimientos de corazón. Algunos salieron hermosos, otros hicieron daño. Un día, me dijo que lloró por un poema que convirtió en su favorito. Pues de saber si me lee le escribiría más. Porque aún conservo de su cara la risa y de sus ojos la mirada. La envolvería en un regalo con versos de los mejores poetas. La abrazaría con su propia poesía y ya no la dejaría ir. La fuerza del amor.

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