sábado, 18 de abril de 2015

El futuro de Ian.

Ayer salí en busca de la sabiduría que debiera haber tenido para educar a mis hijas. Las veo de soslayo y creo que hice lo que pude pero no lo suficiente en vista de los resultados. De dos hijas los valores los mismos, los que recibí de mis padres más los que aprendí dando tumbos por la vida. De valores bien, además ellas también han adquiridos otros en su diario caminar. Ayer salí en busca de la sabiduría y solo encontré la ignorancia. Que el PP la conserve en su gloria. 

Vivimos tiempos difíciles. De viejo, puedo afirmar que ningún tiempo pasado fue mejor. Mi esposa diría que son frases hechas de facebook. A mi las frases hechas no me gustan, prefiero hacerlas yo aunque no me explique ni me entienda. O echar mano de un poeta que entonces sí.

Patricia y Kristel, mis hijas. Muero de amor, ay.

Patricia, estudió todo lo que hay que saber sobre las piedras rotas y otras cosas viejas del mundo y otras culturas e hizo máster y doctorado. Por cierto, ayer tenía que renovar su cartilla del paro de larga duración y no la pudo renovar por internet y tuvo que hacer acto de presencian en las oficinas del INEM; allí le explicaron la disculpa por la que de urgencias tenía que llamar a un número de teléfono de esos que comparten beneficios con operadoras para gestionar la renovación. A Patricia, después de 2 años de acabar sus estudios, solo le falta un puesto de trabajo y le sobra, para explotar de indignación, llamar a un 902 y renovar la cartilla del paro.

Kristel, estudió en la escuela de oficios e hizo máster de fashion, marketing, diseño, análisis de merchandismo (que yo sepa sin saber qué es), y habla el inglés que le gustaría hablar a Rajoy, trabaja y es profesional de reconocido prestigio (no solo lo dice su padre, oiga). Es cargo intermedio de dirección en una gran empresa con responsabilidades de no sé con trabajadores a cargo, y gana justo el dinero para vivir dignamente.

Y como no me explico por qué hoy las cosas no son como pensé que serían cuando me tocó educar a mis hijas, saldré hoy de nuevo en busca de la sabiduría necesaria para educar a Ian, perdón, quise decir aportar algo para que a Patricia le sirva -sin dejar el conocimiento académico, pues sigue pensando en la universidad como la mejor salida profesional, a pesar que la excelencia académica en es este país de mentes pequeñas no vale sino para sacar el pasaporte de "movilidad exterior", dice sor Báñez-, para saber por dónde encaminar la educación de Ian con vistas a un futuro mejor.

La sabiduría deja huellas, pero en el terreno es abstracto y el camino sinuoso, y además llueve y estropea el camino. Mi caminar es errante y mi carácter curioso, y aún así, no sé cómo aconsejar a Patricia con los datos que tengo a mi alcance para que Ian pueda tener un futuro mejor que el suyo. Porque mi padre vivió mejor que su padre. Yo viví mejor que mi padre. Y, sin embargo, mis hijas presumo que jamás vivirán mejor que yo. Ni tendrán una pensión digna como la mía. Lo que pasará con el futuro de Ian vaya usted a saber. Desde luego yo no sé.

Salud.

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