sábado, 4 de abril de 2015

De dos amigas una.

Ayer noche, con un café en las manos, una amiga, después de una larga defensa de La Semana Santa, me dijo que en vez de criticarla me sumiera en el silencio y la quietud, que era la mejor manera de vivir la Semana Santa. Cotrario a la acción, pasión. ¡Hay que joderse!.

Sumirme en el silencio y la quietud en Semana Santa... Una amiga no sabe lo que dice, ni lo piensa, o me quiere poco. A mí las amigas siempre me quisieron mucho, pero ya no estoy seguro. Silencio y quietud a las siete de mañana con una banda de tambores grandes y pequeños ¿silencio y quietud? ¿Y un libro malo? Los hay muy buenos... Mi enemigo es el tiempo y tengo que negociar con él un pedacito de cielo para acabar con esta semana. Necesito un libro y leer en voz alta para oírlo en este bullicio de pueblo que es un verdadero callejón sin salida. 

Otra amiga de ojos azules y pelo rubio rizoso, con la cara de los domingos, me explicó con detalle que el banco no le da más prórrogas y espera el embargo de su casa con el aval de sus padres. Hoy sábado quedé con ella, quiero saber si una mujer puede llegar a ser más que una Dama. Con la cara más alegre que recuerdo, una amiga me habló de la terrible realidad que vive. Si encuentro palabras, habrá un de soslayo dedicado con su nombre y su experiencia.

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