Bendito el amor y santa la poesía.

Una amiga me tiene preocupado. Hablo de salud y que está como un cencerro. Las cosas como son... Pero quién es el guapo que controla sus debilidades, miedos o lo que sea. Cada cual reacciona a lo mismo de distinta manera. Como seres humanos somos un desastre. No aprendemos y deberíamos aprender para saber al menos lo suficiente. Por ejemplo: si llueve y te mojas no pasa nada. Si la vecina chismosa te critica no pasa nada. Si un dolor de cabeza un analgésico y ya te vale: hipocondría. 

Si una amiga te insulta no pasa nada. Si las buenas madrugadas, si los atardeceres o las noches de luna llena no pasa nada. Aunque a veces te gustaría que pasara.

Todo pasa por mirar dentro de uno mismo y ver si nos falta algo. Qué pena de una lista de los sentimientos en clave de amor. Yo, de mucho no sé, pero desde que leí que el odio, el rencor, los celos y etcétera eran sentimientos, torpe de entendederas, no me atrevo a mirar dentro de mí por si confundo una cosa con otra. 

No sé ni aprendo, ¡joder, dona, no!. Me gustaría saber si es cierto que si eres humilde sabes perder. Perder es más duro que ganar. Sí. Lo que no sé es si administrar una derrota es más duro que una victoria, de ahí que prefiera morir de amor que de éxito. Y curarme en salud. También me gustaría saber lo que es empezar y acabar. Si hay diferentes maneras de abrazar y besar. De decir te quiero. ¿Y de la consciencia qué? Me gustaría saber qué es la consciencia y si duele como las muelas cuando duelen de verdad. También, la María de qué hablo, me gustaría saber qué se siente cuando un hijo vuelve a casa no solo por Navidad. Si se puede huir de una batalla aunque te llamen cobarde. Y, sobre todo, y esto es algo que me gustaría saber especialmente, si los gatos tienen siete vidas, y si lo es, porque una vida es apenas, quiero ser gato y tener siete vidas para compartirlas con amor. Bendito el amor y santa la poesía.