viernes, 17 de octubre de 2014

La voz.

Al correr de los años hubo quien me perjudicaba y ya no... Dicho así parece otra de mis absurdidades, pero no. Esto va es serio, porque hablo de la voz que me gritaba cuando las cosas no estaban a su caprichoso antojo. Y no era mi esposa. Era y es una voz que tengo metida en la cabeza y que siempre tiene razón. Tampoco es mi suegra. ¡Joder, dona, sácame de este lío!.

Quiero decir que con el paso de los años me he hecho amigo de la voz que llevo en mi cabeza y ya no me grita. Y si algo me quiere contar, se expresa con educación. Alguien pudiera pensar que es gracias a las pastillitas de colores que me receta la Dama que no me deja ir, pues igual también, pero la verdad es que somos amigos.
     
Los dos hemos comprendido que si tenemos que convivir toda la vida nada como llevarse bien. No es que quiera ahora dármelas de pionero en el amor y la amistad, pero soy capaz de crear sueños y convertirlos en metas positivas para los dos... Y siempre con mentalidad de bienestar para seguir creyendo que es posible vivir en una mente dividida con una garantía que controle mi salud mental.

Prefiero seguir creyendo y construyendo una realidad compartida aunque diferente al resto, porque si no lo hago, si me siento a escucharla el que pierde soy yo. (Fijo). Bastante daño me hizo la jodida.

El mal no necesita disculpas, es el bien el que se las ve y se las desea... Y el amor

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