sábado, 2 de agosto de 2014

Mi carne desnuda.

Si quieres me lo pasas por "emilio". Hablo de un libro que escribí hace años y nadie me publicó. Un editor amigo (solo por ser yo) dijo que me lo publicaba sin nombre de autor, o sea, anónimo, porque la credibilidad que daba tanta importancia... ¡Qué jodío!. Lo de si quieres me lo pasas me lo dijo una amiga ida a la que llegué a querer con toda el alma.

Viene lo de arriba al caso, porque colocando (o quitas el polvo a los libros o cuando pase el basurero van a la basura contigo) mi librería apareció el manuscrito del que iba a ser mi obra maestra. Y me emocioné. No lloré porque estaba mi esposa y se lo contaría a la Dama que no me deja ir... Llevo 30 años reprimiendo mis emociones.

Mi libro que nació para asombrar al mundo no pasó de ser un pobre manuscrito anónimo para la literatura universal. Dicen que nada más escribir un libro deja de ser propiedad de su autor; supongo que será si lo publican. El mío es mío: no hay mal que por bien no venga.

A mi amiga ida, por cierto, de anteayer, no se lo pasé. (-Si quieres me los pasas... -¿Y si no? Ella y mi libro fueron mis mayores decepciones en este mundo lleno de injusticias. Sin embargo (siempre hay un sin embargo y un pero en lo que escribo consecuencia de mis sempiternas dudas), mi carne desnuda sigue en la esperanza que un enemigo me publique el libro y mi amiga del alma regrese... Cansado de ser pequeño y débil, anónimo como mi libro, no quiero seguir desperdiciando mis días.

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