miércoles, 9 de julio de 2014

La María sabe que no miento. Y Rajoy también.

El desorden mental que genera en mí la subida de la gasolina, ha conseguido la emigración de mis cinco neuronas: se han tirado al monte. ¿Y ahora qué?

Acabo de echar gasolina al coche y, estupefaciente, le dije a la chica de la ventanilla que era el número tres, que me estaba cobrando el cuatro, el del camión. La chica se rió, pero yo no. Y me dice amablemente: "le estaba cobrando su surtidor, señor". Desde que me tratan de señor y de usted me han echado a perder. Puedo protestar lo que me venga en gana y se ríen, no me hacen caso pero se ríen. A mis años me he vuelto chistoso de repente, ¡hay que joderse!. Pues yo no quiero ser chistoso si hablamos de gasolina. 90€ tienen la culpa. ¿Cómo es posible? Me suben la pensión 1€ y la gasolina 40€. Y de la energía eléctrica mejor no hablar. No porque no llueva o no haga sol o los molinos de viento, es que no entiendo la factura de Montoro. Esto es cosa de Montoro. Fijo. ¿Alguien sabe cuánto le queda a Rajoy para irse...? El que venga no importa, el que sea, pero que se vaya Rajoy y Montoro: que se vaya el PP.

Como siempre que no hablo de amor, hablo de salud, y ya no solo de mi maltrecha salud mental, ahora creo que tengo el corazón en un puño. Llegar a fin de mes es un imposible. Nunca creí que vivir los años altos me resultaría tan difícil. La María sabe que no miento. Y Rajoy también.

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