domingo, 1 de junio de 2014

Una mañana frente al espejo.

Y qué será de los amantes que murieron tantas veces por amor.
y qué será de los viejos que anticipada les llegó la agonía porque el amor los había abandonado...
Y qué será del hombre que perdió las ganas de vivir por su ausencia...
Y qué será de la mujer que vendió a la vida un sueño...

Todo comenzó mirándose al espejo y no sentirse bien. Mirarse al espejo de mañana no es recomendable, uno nunca se encuentra. Pareciera un viajero desconocido que pasó por allí y se paró a que llegara el próximo tren. Un viajero fantasma de pupilas de agua con cara de sepulturero cautivo frente a la lápida de sí mismo.

Llegado el caso, yo recomendaría, antes de romper el espejo en mil pedazos, hojear un libro de poesía en el silencio para saciar la sed de nuestra curiosidad en un acto noble donde despierta el sentir tibio del poeta entrelazando abstractos encuentros como un manojo de nervios entumecidos para renacer sin haber muerto.

La génesis florece en el simbolismo de las aguas, de las noches, de la luna y del silencio egredido por los años... Que seas feliz en tus nuevas madrugadas.

1 comentario:

  1. ¿Para que romper el espejo si hay que verse en el todos los días? Siempre hay la necesidad de saber que ese mismo que se durmió es el mismo que amanece y no hay mejor remedio que un espejo.

    Reconocerse debajo de esos pelos revueltos, ojeras melancólicas y miradas perdidas cuesta trabajo y mas si se ha tenido pesadillas.

    Ojalá te encuentres y sigas siendo feliz -creo- en las buenas madrugadas.

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