domingo, 25 de mayo de 2014

Penas sobre pena y pena

"Penas sobre pena y pena hacen que uno pegue el grito". Atahualpa Yupanqui.

He cumplido con mi obligación ciudadana. Voté, podía no haber votado y también hubiera cumplido con mi obligación ciudadana. Pareciera que solo los que votamos nos sacrificamos y cumplimos con nuestro deber ciudadano... Pues no, abstenerse también es sacrificarse. Y votar en blanco. A Dios gracias vivimos una democracia y aún el voto sigue siendo secreto. Los jóvenes quieren trabajar y los viejos queremos ser europeos. Una patria no puede caminar si a sus ciudadanos no los dejan hacer lo que quieren.

Según me van llegando papeletas al buzón las reciclo: desechos sólidos; desechos líquidos; desechos orgánicos; desechos múltiples, y en ese plan. A partir de ahí me quedo más tranquilo: es otro deber -igual de triste- ciudadano. Y así nos va, dona, desde que tú te fuiste aquí nadie está en su lugar ni hace lo que debe. Entre todos, con los años, hemos ido montando un tinglado cargado de hipocresía y cinismo de lo peor que nos llevará a la perdición, si no estamos ya perdidos y sin esperanza de que alguien nos encuentre. Ya solo falta que repitan el partido de fúrtbol de ayer y gane el que perdió. Hablo de una patria triste de morir y digo que de revolucionaria le queda la historia y las frases escritas para pensar en los murales de Facebook. “En política se hace lo que conviene”. Y entonces surge la pregunta: ¿Conviene a quién? Ni la danza sale de la panza ni la alegría de la casa del pobre.

He cumplido con mi obligación ciudadana, insisto. Pero no me siento satisfecho, tal vez equivoqué mi voto. Lástima que estas manos cuando se alejaron de la urna no fuera de tu cuerpo y un mar llorase y muriera la tarde, ay. ¿Qué hacer con una patria ciega donde sus ciudadanos están confusos; qué hacer si salvo las medidas 90-60-90 exactas de tu cuerpo nada está en su lugar?

Sentido común y salud mental para todos y todas. Y si estamos vivos mucho mejor. Votemos, perdón, quise decir oremos, que es domingo y ha vuelto la guerra fría.

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