lunes, 19 de mayo de 2014

La vida exenta de dolor

Una amiga me cuenta que fue al psicólogo y le dijo que se dejara de monsergas y que viviera la vida libre de preocupaciones. Y que sería feliz. Me hubiera gustado preguntarle cuánto le cobró, pero me pareció imprudente: estaba ilusionadísima. Pareciera que acababa de encontrar su camino en el libro de la vida... Vivir la vida libre de preocupaciones. ¡Joder, dona, quién pudiera!.

El asunto es serio, pienso que se trata de vivir la vida libre de tormentos más que de preocupaciones. Las preocupaciones no las podemos evitar, oiga. Epicuro, filósofo griego, propugnaba la búsqueda del placer y la huida del dolor (Epicureísmo). Están los tiempos como para ausentarse media hora del dolor y la aflicción sin que venga el banco y te deje en la calle.

Nada más antiguo que la búsqueda del equilibro entre la mente y el cuerpo. Nada tan difícil como desconectar de la realidad... Ataraxia: "Tranquilidad de ánimo o imperturbabilidad del espíritu por la ausencia de penas y temores". La búsqueda eterna de la felicidad. Algo que hacemos todos y todas: administrar el dolor que no podemos evitar de la mejor manera y aceptarlo si no se puede evitar llevándolo con sabiduría. A veces ceptamos el placer aún sabiendo que le seguirá un dolor mayor. Después de la borrachera aparece la resaca, según me cuentan.

Aprovechar el momento y vivirlo sin malgastarlo. Vivir el día. “Vive cada momento de tu vida como si fuese el último”. Horacio. Y a más: compártelo dejando al lado el futuro por incierto. Una amiga ha decidido vivir feliz e inocente paga por ello. Como quien pasa un día con el amor de su vida y una vida pensando en él. Y se conforma. (No soy tu dolor de cabeza, amor, soy tu primavera abierta).

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