viernes, 30 de mayo de 2014

La musa confusa.

Quise dormir y no pude, la musa confusa me lo impide (¡joder dona, así no hay quien duerma!), entonces he decidido volver a la aventura de la cotidiana e imperturbable realidad de hacer vital las dudas y con ellas las preguntas. Mejor estaría durmiendo, mejor cualquier cosa que provocar la ira incontenible de los hechos:

Para llegar hasta la poesía del pasado cruzando un bosque no de penas ni nubes de un ayer solapado en el tiempo, sino de alegrías inyectando en el corazón sangre de un paciente adormilado, hay que conseguir que fluya en el cauce de un río una gran aventura, o al menos concebir una imagen volátil e intangible de un poeta.

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