domingo, 27 de abril de 2014

Preludio de un amor

El pensamiento, la imaginación y sus variopintas representaciones se reproducen en todo momento distorsionando los acontecimientos y sin mover los labios, idos de la realidad, conversamos con nosotros mismos.

Nada sabemos acerca del futuro. Algo recordamos del pasado pero nada del futuro. Y luego el presente nos agobia con un trajinar insoportable. A veces nuestras ideas proceden de percepciones que nada tienen que ver con la realidad. La cotidianidad mata. Entonces nos convencemos (o nos convencen) que para vivir precisamos de una terapia cognitiva que nos oriente, que nos enseñe a ir por la vida descalzos.

El amor nos salvará, será esa lluvia de agua fina que nos refresca por dentro y tanto agrada al pasear por Les Seniaes.

A veces ciertos comportamientos nos obligan a estar atentos: Cuando un día una palabra se presenta de incógnito y nos auxilia ante una emergencia y nos dice que no todo está perdido. Son emociones que tal vez nada tengan que ver con realidad.

Una Dama con su propia poesía vive obsesionada con el presente. Su peor enemigo la inseguridad. Vive irritable, de mal humor se la puede ver por las calles de las depresiones nerviosas. Una dama vive hostigada por pensamientos que no controla. ¿Hipocondríaca? ¿Cómo expulsar del pensamiento las ideas que negocian permanentemente acerca de cómo o quién o qué o lo demás allá?

Con una particular locomoción, paulativamente, una Dama va por los vericuetos de la vida y encauza sus pasos hacia un lugar del horizonte donde resplandece un sol, el cual, cree que le permitirá alcanzar un objetivo esencial para comprender en parte la complejidad de su existencia.

Aclaración al texto: Este por supuesto no es una interpretación que distorsiona la realidad en un domingo ausente de la imaginación, sino un mensaje que pretende levantar las pestañas a unos ojos (ciegos de amor) clavados por su mirada al suelo.

2 comentarios:

  1. La mirada al suelo. Así caminaban las mujeres de mi pueblo, antes, cuando su dignidad era pisoteada. Mirada al suelo y detrás del hombre dueño de su cuerpo y su destino. Mirada al suelo una pena. Espero que la Dama con su propia poesía no sea de esas y encuentre en lo alto, allá, en lo azul del cielo la razón para sonreír y si no, pues que mire a su rededor, vale la pena.

    Beso

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  2. Son otros motivos. Pero es un dolor parecido. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

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