domingo, 27 de abril de 2014

A veces dudo

Son la 7 de la mañana y alguien o algo hace sonar las campanas del campanario. Las campanas del alba. No son horas. A veces dudo. Hablo de mi fe religiosa. Un domingo voy a misa y creo en Dios, y el resto de la semana creo en el ser humano. Tal vez por haber llegado a los años altos debiera tener las cosas claras. O se cree en Dios o no, o se cree en el ser humano o no, pero creer un día en Dios y seis en el ser humano es de gente sin carácter ni pensamiento claro. Por cierto, ¿se podrá creer en Dios y a la vez en el der humano? ¡Ay, dona, creo que voy hacia atrás, como los historiadores que miran la historia hacia atrás!. Pienso que podría ser un excelente historiador, se trata de leer libros viejos. ¡Qué estupidez eso de mirar el pasado, símbolo de angustia y dolor, ausencias y desesperanzas!. Ni un bendito amor se debiera repetir. Me cuentan que aquellas y aquellos que han sostenido sobre sus espaldas su fe religiosa ha sido una enseñanza aleccionadora de fidelidad divina. Creer en Dios para mirar el futuro con esperanza. No puede estar todo perdido. Dios confiará nuevamente en el ser humano y cumplirá su propósito de amor entre nosotros. Dios nunca nos ha mentido, ni olvidado: Dios siempre nos amará. Gloria a Dios. Amén.
 
Son las siete de la mañana, es primavera y tengor frío, tengo frío y miedo. Es un frío que no sabría explicar. Las teorías de las reflexiones son páginas sustituidas por el encantamiento de los años cuya finalidad es extirpar con sagaces artificios la vida del ser humano. No debieran tocar las campanas tan temprano, me sustan, y me hacen pensar y dudar. Nadie se fue que haya vuelto, al menos no hay constancia, y sin embargo...

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