lunes, 3 de marzo de 2014

A un amor que espera su turno

No digo que en el amor no hay que pedir perdón porque nadie es culpable, aunque lo tenga escrito por ahí, pero si hay que pedir perdón, antes hay que merecerlo.
 
Pareciera que asistimos a un gran circo donde todo vale y quedar perplejo obedece a un guión de obediencia plena. Ya vale de discursos desmesurados donde se crean patrones de vidas ajenas a la dinámica del pensamiento. El amor es libre, y como tal debe aceptarse.
 
¡Joder, dona, claro que hablo de un amor que merece la pena!. ¿A quién importan los demás?

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