sábado, 5 de octubre de 2013

Tengo algo que decirte

-Lo tienes aburrido, Soledad.
-¿Qué dices?
-Solo le vas a pedir y lo llevas anotado para que no se te olvide?
-¿Qué dices?
-Te explico: cuando sales de casa -y lo sé de fijo-, el Ángel que tiene encomendado seguir tus pasos, se pone en alerta, entonces, si vas a la derecha cara a casa de tu hija, tranquilidad, no pasa nada. Pero si vas a la izquierda cara a la iglesia, da la voz de alarma y el Cielo no hay Dios que lo controle. Es el acabose.
-¿Qué dices?
-Cómo sino, sabiendo cómo está este país, tu hija y tu yerno hallan encontrado un puesto de trabajo... Imposible. Me cuentan, incluso, que María está en tratamiento psiquiátrico por depresión. La última vez que te vio, Él, reunió a sus allegados y les dijo: "cuando vuelva no me la paséis y darle lo que os pida. Todo sin excepción, pero dejarle claro que no vuelva". Y quería decirte, que de haberlo sabido a tiempo, podías haber pedido, además, un silencio espiritual para una amiga que quiere meterse a monja. (Lo que me faltaba es una amiga monja).
-¿Pero qué dices?
-Que Dios te perdone, Soledad.

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