martes, 15 de octubre de 2013

Soledad

Vivimos en un país que no va por buen camino. El gobierno dice que no hay dinero y los comedores sociales no dan a basto. Solidaridad. Por más convenios que se firmen, o más declaraciones rimbombantes que se hagan, este país es una cárcel, y ya son muchos y muchas los que se sienten prisioneros en ella.
 
Aparte de lo expuesto anteriormente, yo no me siento libre, y como tal me siento prisionero y solo. Soledad.
 
Hay una gran variedad de prisioneros, por ejemplo de su éxito, porque cuando se analiza no es tal porque su costo supera los supuestos beneficios. Soledad.
O los prisioneros de su fracaso, porque el mismo no les permite mantener la frente en alto al sentirse incapaces de asumir los cambios que les ofrece la vida. Soledad.
O los prisioneros de lo que dicen o dijeron, porque hoy más que nunca la lengua es el castigo del alma. Soledad.
O los prisioneros que creen que no son prisioneros, pero no pueden librarse de las cadenas del miedo, del protagonismo social, del halago, de sus miserias. Soledad.
O los prisioneros de su propio destino, porque les obliga a actitudes que se niegan a tomar, disculpas que se niegan a pedir, autocríticas que no se atreven a asumir. Soledad.
O los prisioneros de sus puestos de trabajo que se niegan a renunciar y les hace infelices. O los que no lo tienen. O los que no comen todos los días. O los que no piden porque saben que no les darán. O los que no preguntan y nunca sabrán. O los que aman en silencio. Soledad.
 
Pudiera ser que la sociedad ha devenido en una gran cárcel para todos y todas: las pasiones, los afanes, los egoísmos, las mentiras, los fariseísmos... los miedos. Ay, los miedos, no hay peor miedo que el temor a morir en soledad.
 
"Cómo llenarte, soledad, sino contigo misma...". Luis Cernuda.

2 comentarios: